Para Isabel Gutiérrez de Bosch, quien fuera presidenta de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez, una entidad que busca apoyar programas de servicio social en Guatemala, la educación fue en sí misma el cimiento de una sociedad funcional y exitosa.
Por esa razón, desde su trabajo en la Fundación Juan Bautista Gutiérrez, doña Isabelita puso toda su energía en los programas de educación, desde el nivel primario con la Escuela Juan Bautista Gutiérrez en San Cristóbal, Totonicapán, hasta el apoyo a los estudiantes universitarios a través del Programa de Becas Universitarias de la fundación.
La importancia de la educación no solo tenía una transparencia especial para doña Isabel, sino que se revela en las más diversas acepciones existentes de la palabra, la cual implica atribuciones específicas para lograr los fines en la sociedad. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza.
Por esa razón, ocupa la cuarta posición en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La educación es el proceso que facilita el aprendizaje en la adquisición de conocimientos, habilidades, valores, sentido moral, hábitos, y creencias, entre otros. Su proceso se lleva a cabo generalmente bajo la guía de los educadores, quienes tienen conocimientos previos y son el puente entre el conocimiento y los estudiantes.
Esta forma de educación se realiza en las instituciones educativas y se conoce como educación escolar o una educación formal. La UNESCO ha hecho énfasis en la importancia de un enfoque humanista de la educación a través de cuatro pilares : aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.
Este pilar consiste en combinar una cultura general lo suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar en un número reducido de materias. Esto es, aprender a entender conceptos nuevos para beneficiarse de las oportunidades que ofrece la educación permanente.
Este pilar prepara a las personas para adquirir no sólo una cualificación profesional, sino, de forma más integral, para tener la competencia que haga a la persona capaz de enfrentarse a múltiples situaciones y trabajar en equipo. Además de adquirir conocimientos teóricos, los niños necesitan ponerlos en práctica, lo cual moviliza sus habilidades cognitivas.
Con este pilar se desarrollan la comprensión del otro y la percepción de las interdependencias, es decir, la realización de proyectos comunes y preparación para la gestión de conflictos, respetando los valores del pluralismo, el entendimiento mutuo y la paz.
Con este pilar se busca el desarrollo de la personalidad de los estudiantes, así como el que puedan actuar con una capacidad creciente de autonomía, discernimiento y responsabilidad personal. Para ello, la educación debe tener en cuenta todas las potencialidades de cada individuo: su memoria, razonamiento, sentido estético, capacidades físicas, y su capacidad de comunicación.